Artículo / Carta a un arquitecto
Autor / Pepe Rodríguez
Mi querido Arquitecto:
¡Estarás emocionado!, ¿No?, aunque no tanto como yo cuando he leído tu carta firmada como alumno de 1ºA de la ETSAV.
Puedo contarte tantas cosas: tantas aventuras, tantas decepciones, tantas alegrías, tantas satisfacciones, tantas dudas, tanto esfuerzo y tantas lágrimas; pero de poco pueden servirte porque son las mías y serán las tuyas las que llenen de aire las velas de tu ”nao”, hoy y el día de mañana.
¡Qué puedo decirte, que te acompañe en tan gran aventura!
Utilizando la retórica: “Lo esencial del viaje no es solo llegar a tú destino, es el viaje y todo lo que te sucede en su transcurso, ¡¡Vive la aventura!!”.
El navío en el que te has enrolado hoy como tripulante, será algún día tu navío y surcará los océanos del tiempo con tu mano firme sobre su timón.
Deberás de soportar días de tormenta que pondrán a prueba tus facultades físicas. Días de serena calma que agotarán tus inquietudes. Visitaras lugares inexplorados, conocerás culturas y tradiciones que te emocionarán, sufrirás el ataque de piratas y falsos marineros que intentarán hacerte naufragar. Oirás los cantos de sirenas que mellarán tu firmeza, trasportaras víveres, bienes y personas que viajaran contigo hasta sus destinos, exponiendo sus sueños en tus manos.
¡No temas marinero y navega!
Deberás aprender a leer las cartas de navegación, a ser cuidadoso y esmerado en el manejo de los útiles de navegación; conocimientos que te permitirán trazar firmes líneas de rumbo sobre los océanos del ancho mundo.
Aprenderás a navegar siguiendo las estrellas, y de tus viajes: se curtirá tu intuición para navegar a ciegas en los muchos días de cerrada niebla.
Navegaras para todo tipo de armadores y en todo tipo de buques, hasta en pequeñas chalupas. Deberás elegir y asumir los riesgos de cada uno, que no por evidentes han de pasar desapercibidos.
Disfrutarás de hermosos amaneceres sobre tu barco. Te zambulliras en aguas cristalinas y nadaras junto a los delfines. Visitaras hermosos lugares llenos de paz y hermosura. Pero nunca, nunca olvides que eres marinero y la soledad será tu compañera. No la temas. No la ames. Simplemente acéptala y respétala, pues siempre permanecerá a tu lado. Ella puede ser tu peor enemiga, llegando a desesperarte, pero también colmará de satisfacción tu ánimo y siempre alimentará tu orgullo,…sin ninguna duda. Si caes, te ayudará a levantarte. Si triunfas, será quien lo reconozca. Si te pierdes… ella te encontrará y juntos encontrareis de nuevo el rumbo.
¡Cuida tu celo!… Conocerás viejos lobos de mar cargados de historias y apestando a whisky. Fumadoras descuidadas casi agotadas de esperar su sueño. Marineros de renombre que plasmarán en los libros los éxitos de sus viajes. Pero recuerda: -. Jamás desprecies a nada, ni a nadie,… escucha, atiende y analiza porque debajo de cualquier roca puede esconderse un tesoro.
No navegas solo, en el puerto siempre te esperan los tuyos… tu vida. Llenarán de provisiones tu barco y tu espíritu. Allí donde estés, estará su aliento. Saben de las dificultades que está aventura entraña. Cuida los amarres, no los tenses y tenlos siempre listos para zarpar o para atracar.
Mi querido Arquitecto, aun hoy me cuesta escribir esta palabra, pues solo quien conoce su verdadero significado es merecedor de utilizarla.
Te escribo desde mi mesa de trabajo al dictado de mi soledad.
Suerte en tu aventura…, Buena fortuna…, Calma y alegría… Fe y constancia…, y antes de despedirme gritaré desde mi timón a los cuatro vientos para llamar a tu soledad, a tu fiel compañera, para ponerle nombre, para pedirle que siempre se quede contigo, para que jamás te abandone.
Es hija de la mía, hoy es joven y frágil como tú, pero llenará tu espíritu y crecerá contigo. Su nombre: EMOCIÓN.
Que jamás te abandone. Cuídala y aliméntala para que viva contigo esta gran aventura que es la vida.
Un beso, cielo.
Aquí siempre tendrás un punto de amarre.